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Crisps de Kale

Ana Fuer­tes

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El kale es un vege­tal fron­do­so de la fami­lia de las coles riza­das, ya cono­ci­do por los grie­gos y los roma­nos. En la Edad Media se uti­li­za­ba como reme­dio con­tra le embria­guez. Pero no fue has­ta entra­dos los ´90 cuan­do se hizo popu­lar, gra­cias al des­cu­bri­mien­to de sus increí­bles pro­pie­da­des. Os deja­mos una rece­ta real­men­te sen­ci­lla pero gus­to­sa de tomar como entran­te veraniego.

Ingre­dien­tes: Hojas de kale, sal y acei­te oliva.

Cómo hacer­la

Cor­tar hojas de Kale reti­ran­do la par­te cen­tral de la hoja.

Añadir un cho­rri­to de acei­te en la base de la ban­de­ja y al horno (tem­pe­ra­tu­ra alta depen­dien­do del horno… 180 gra­dos en uno pequeño, hor­near entre 5–10 minu­tos, con atención por­que se que­man fácilmente.)

Salar y ¡ser­vir bien crujientes!


Beneficios

Hay que des­ta­car el con­tras­te entre su apor­te caló­ri­co, bají­si­mo, y el cau­dal de vita­mi­nas (K, A, C, B9) y mine­ra­les (hie­rro, mag­ne­sio, cal­cio) que con­tie­ne. Al pare­cer, según estu­dios rea­li­za­dos en varias uni­ver­si­da­des euro­peas, esta com­bi­na­ción de vita­mi­nas, mine­ra­les y su alta pro­por­ción en omega‑3 y pro­teí­nas es la res­pon­sa­ble de pro­du­cir en nues­tro orga­nis­mo sero­to­ni­na y dopa­mi­na, sus­tan­cias que inter­ac­túan en nues­tro cere­bro para ele­var el esta­do de áni­mo. Por ello en muchas die­tas ela­bo­ra­das para per­so­nas depre­si­vas apa­re­ce abun­dan­te kale.

Tam­bién el kale está con­si­de­ra­do como uno de los 9 ali­men­tos más bene­fi­cio­sos para la dia­be­tes, y al tener, gra­mo por gra­mo, más del doble de vita­mi­na C que la naran­ja, es muy reco­men­da­ble ser con­su­mi­do en tem­po­ra­das de gri­pe. Pero no ter­mi­na con eso las ven­ta­jas de este vege­tal mila­gro­so: se sue­le uti­li­zar como pre­ven­ti­vo efi­caz del cán­cer, y para la salud ocu­lar, gra­cias a dos nutrien­tes, la luteí­na y la zea­xan­ti­na, que se hallan en nues­tros ojos pero tam­bién en el kale.

Así mis­mo el kale es uno de los mejo­res ali­men­tos pre­na­ta­les. Está reple­to de anti­oxi­dan­tes, palia­ti­vos de los radi­ca­les libres en nues­tro orga­nis­mo. Por sus fla­vo­noi­des garan­ti­za un buen fun­cio­na­mien­to cere­bral. Es anti­in­fla­ma­to­rio, diges­ti­vo, pro­tec­tor del ADN. Redu­ce el coles­te­rol, mejo­ra el sis­te­ma óseo, el esta­do de la piel y del cabello.

Pero lo mejor de todo es su sabor deli­cio­so, simi­lar a… bueno, mejor deja­mos que lo prue­bes tú y así podrás lle­var­te una rica sorpresa.

Rece­ta y fotos: Ana Fuertes

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