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En la Dul­ce Espera

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La prác­ti­ca del Yoga en el emba­ra­zo apor­ta mayor elas­ti­ci­dad, for­ta­le­ci­mien­to del sis­te­ma ner­vio­so y de los músculos…

El emba­ra­zo y el par­to son unas de las expe­rien­cias más inten­sas de la vida de una mujer. En ella está el don divino de dar vida a otro ser y sien­te gran res­pon­sa­bi­li­dad tan­to en la edu­ca­ción como en man­te­ner­los sanos físi­ca, men­tal y espi­ri­tual­men­te, por lo que ha de estar cen­tra­da para no desbordarse.

Lo que la futu­ra madre escu­cha, dice, mira, hace o pien­sa duran­te el emba­ra­zo for­ma­rá par­te del medio dón­de se for­ma el sub­cons­cien­te de su bebé. De ahí la impor­tan­cia de los cui­da­dos que debe tener como mujer y madre duran­te esta eta­pa. Pare­ce algo que se da por sabi­do, pero la reali­dad es que muchas veces no sabe­mos bien  qué sig­ni­fi­ca cui­dar­se, y nos obse­sio­na­mos mucho con unos deta­lles y des­aten­de­mos otros. En los gru­pos de yoga se dan momen­tos de com­par­tir y acla­rar estos detalles.

Lo desea­ble sería alcan­zar un equi­li­brio emo­cio­nal que per­mi­ta vivir las expe­rien­cias de cada día, con tran­qui­li­dad, com­pren­dien­do cada situa­ción y vien­do siem­pre el lado más posi­ti­vo de ellas.

Bene­fi­cios de la prác­ti­ca de yoga

En Yoga la futu­ra madre tra­ba­ja en los aspec­tos fun­da­men­ta­les de su ser: su pre­pa­ra­ción físi­ca, men­tal y espi­ri­tual, antes, duran­te y des­pués del par­to, con el obje­to de que en la vida fami­liar se pue­da dis­fru­tar de las cua­ren­ta sema­nas que dura el emba­ra­zo y que el ale­gre naci­mien­to sea un lazo de unión sóli­do y perdurable.

Los ejer­ci­cios físi­cos están enca­mi­na­dos a pro­por­cio­nar a la madre mayor elas­ti­ci­dad, a for­ta­le­cer el sis­te­ma ner­vio­so y los múscu­los que ayu­dan a sos­te­ner al bebé duran­te el tiem­po de ges­ta­ción, y tam­bién a ali­viar el dolor de la espal­da, el can­san­cio, calam­bres, insom­nio y diver­sos males­ta­res que algu­nas veces se pre­sen­tan duran­te esta eta­pa. Ade­más a más cui­da­do duran­te el emba­ra­zo mejor recu­pe­ra­ción posterior.

La prác­ti­ca de las medi­ta­cio­nes yógui­cas influ­ye en el esta­do men­tal y emo­cio­nal del bebé y de la futu­ra madre. Pau­la­ti­va­men­te, se sen­ti­rá más rela­ja­da, posi­ti­va y capaz de afron­tar el reto más impor­tan­te de su vida.

Siri Tapa, junio 2008

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