En el yoga la energía vital se denomina prāna, y la energía cósmica, kundalinī. La energía vital está en continuada actividad y es la que rige y hace posible todos los procesos psicofísicos. Prana es aliento, fuerza vital, vitalidad y todas las funciones psicosomáticas son gracias a ella. Prana se adquiere mediante la respiración, el alimento, el descanso, el sueño y las impresiones mentales. El yogui trata de no malgastar su energía, de acumularla y de reunificar las fuerzas dispersas. Se trata también de que el prana fluya libremente y no de agotarlo de manera innecesaria. Kundalinī es la simiente de iluminación; si se atiende, se despliega y nos desarrolla, procura sabiduría, humaniza y coopera en la autorrealizacion; si no se atiende, es como una planta que se muere por falta de agua.
Hablamos de despertar kundalinī, pero en realidad lo único despierto es kundalinī y ella es la que nos saca de nuestro letargo espiritual y nos impulsa en la Búsqueda. La llamada a la búsqueda de realidades suprasensibles y espirituales se debe a la actualización de esa energía de autodesarollo que está aletargada en la persona y que muchos nunca hacen nada por activar, porque no es ése su propósito existencial. Es como una bella durmiente que puede despertarse o activarse y procurarle a la persona esa necesidad de buscarse y realizarse. Kundalinī es un nombre y la Realidad está más allá de todos los nombres y es inasequible a lo conceptual. Kundalinī estaba activada en Mahavira, Buda, Lao-Tsé, Pitágoras, Jesús, Kabir, Rumí, Tilopa, San Juan de la Cruz o Ramana Maharshi. Se le puede dar distintos nombres según las diversas tradiciones espirituales.
Como kundalinī es la simiente de iluminación, ella sabe qué potencialidades (chakras) activar en cada persona de acuerdo a su naturaleza y grado de evolución, así como a sus carencias. Kundalinī no hace tonterías; es la Sabiduría. El que hace tonterías es el ser humano. Kundalinī es entendimiento correcto y penetrativo, aprehensión de la Realidad, consciencia clara y compasión. Cuando digo, intencionadamente, que no hace tonterías, quiero decir que no se dedica a crear síntomas extraños en la persona; ella no se manifiesta así. Por eso una cosa es kundalinī y otra esa imaginación descontrolada que le hace interpretar a una persona, por ejemplo, que si tiene dolor de cabeza, o se le erizan los cabellos, o le silba un oído, o tiene olas de calor o sofocos, o siente hormigueo en alguna parte del cuerpo, ya es que kundalinī está haciendo de las suyas. No, por favor, la Sabiduría no es fantasía incontrolada ni una sensación que nos parece extraña o poco común, ni una idea. Es la gracia, por decirlo así, pero no la gracia que viene de afuera, sino la que surge dentro de nosotros y nos reporta la comprensión clara para ir a lo esencial y no solo a lo banal, para ennoblecernos y superar emociones insanas; para otorgarle a la vida un sentido de mejoramiento personal y armonía. A esta energía de orden superior se le puede llamar como fuere, que eso a ella no le importa. Por mucho que al azúcar le llamemos sal, sigue sabiendo dulce.
Las actitudes y métodos para desarrollar kundalinī o la Sabiduría Liberadora, son numerosos, pero sin duda entre los esenciales está la actitud correcta, el anhelo de liberación, el despojarse de emociones y pensamientos nocivos, el mejorar la calidad de vida interior y entrenar una percepción más intensa y elevada, la práctica de la meditación y la introspección, el cultivo de la lucidez y el amor. Por supuesto los métodos psicosomáticos pueden ayudar, pero como coadyuvantes, toda vez que kundalinī no es una función orgánica solamente, sino mucho más. El pranayama, la recitación de mantras, las técnicas de autoinmersión (pratyahara), pueden resultar ayudas complementarias. Es imprescindible seguir las tres disciplinas: la ética o virtud, la de entrenamiento mental o meditación, y el cultivo metódico del entendimiento correcto o Sabiduría. En la larga marcha para el despertar verdadero de kundalinī, también ayuda ese silencio interior en el que se revela una manera de sentir más allá del pensamiento portador del apego y el miedo. La concentración, por ejemplo, en chakras es un simple ejercicio de concentración o atención unificada. Los ásanas, mudras y bandhas favorecen el control psicosomático y capacitan a la persona para contar con energías en el difícil camino de la búsqueda interior. La presencia o relación con personas realmente evolucionadas, ayuda a evolucionar en cierto modo por una conexión mimética y empática. La lectura de obras de verdadero contenido espiritual activan el sentido motivacional. El amor es el hermano de Sabiduría, y Sabiduría y Compasión son la esencia nutritiva de kundalinī.
A kundalinī unos se refieren como el Ser y otros el Vacío o –como yo en mi relato espiritual «El Faquir»– el Vacío primordial; unos consideran a kundalinī como el Todo y otros como la Nada; unos como la esencia última y otros como la luz del alma. Para unos es lo que nunca ha dejado de ser y para otros ese Sí-mismo que se esconde tras el pensamiento o está en la fuente del mismo. Da igual qué palabra utilicemos para referirnos a kundalinī, porque ella es para ser vivida y no nombrada. Ella apacigua el espíritu y pacifica el ánimo. Es sublimidad. Nos ayuda a conquistar lo ilusorio para establecernos en lo Real. Entonces lo que creíamos tan sustancial y a lo que tanto nos aferrábamos y nos esclavizábamos, deja de serlo y uno va más allá, en el escenario de este mundo, de la dicha o la desdicha, porque deja de abrigar la idea de ego.
Ramiro Calle
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Buena reflexion. Gracias!
Hola! muchas gracias por esta valiosa informacion, me gustaría poder contactarme con usted, cual es su fuente de contacto? Saludos
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Excelente artículo, muy bien explicado el sentido más profundo del poder kundalini y cómo puede este ayudarnos a despertar y activar diversos chacras de acuerdo al grado de evolución que tengamos.