Querida alma, quiero decirte algo sin rodeos:
Normalmente, estamos apegados a la limitación que nuestra mente nos impone, y cuando un virus o quién sea nos limita de otras maneras nos salen chispas, rayos y centellas. Pero el apego y sus frustraciones son por igual un amor indeseable, una dependencia a alejarnos de la decisión de que cada día sea una práctica espiritual. Por tanto, moverse y transformarse para luego dejar intactos los apegos internos, que solemos pensar que son necesarios, es siempre doloroso, pero cuesta dejarlos porque son una tierra ya conquistada y aparentemente nuestra, aparentemente conocida y segura. En otras palabras, ceñirte el traje externo pero no soltar el apego interno es doloroso, ceñir comprime, soltar libera. Estamos descubriendo de muchas maneras que la seguridad no puede estar afuera, la felicidad no puede estar afuera, la paz no está afuera, etc…
Dejar internamente los miedos que nos atan, no necesariamente implica soltar cosas externamente. Puede no ser necesario abandonarlo todo, hay muchas cosas que son disfrutables si consigues no desear atraparlas, lo que sí es necesario abandonar es el dar las cosas por hecho o creer que han de ser de una manera concreta. La vida es movimiento, no intentes parar el cambio porque malgastarás tus fuerzas. Hay que adaptar las formas de vida a tu objetivo vital de emplearte en realizar la plenitud completa de tu propio ser y del mundo, negando la ignorancia en tu mente-corazón sobre «quién soy yo», «qué es el mundo», «qué hago yo aquí» y «qué es esto que está pasando ahora».
Tienes todo el derecho del mundo a hacerte tales preguntas, pues estas son las preguntas de la existencia humana. Todos las demás son auxiliares a estas. Tras estos meses, ya te habrás dado cuenta de que «aquello que decides creer» moldea tu vida. Hoy en día hay muchas personas opinando y diciéndonos lo que debemos creer, esto es peligroso por su propia naturaleza, como poco hemos de estar más conscientes que nunca para filtrar qué semillas queremos dejar que fructifiquen y cuáles rechazamos. No queremos darte respuestas facilonas, sabemos que las grandes respuestas se encuentran por descubrimiento, pero podemos acompañarnos en el camino de yoga, que como mínimo te da espacio para preguntar y explorar sin volverte loco/a ni seguir acumulando tensiones, y puede devolverte la fuerza, el ánimo y la cordura hasta que tu mente-corazón sea una llama luminosa. Está pasando algo importante que tenemos que atender, pero también vamos a ser atraído/as por dedicarle tiempo a la rueda de la preocupación, del victimismo y la desesperación, y eso no es necesario. El empacho de miedo no tiene ningún sentido. Podemos invertir esa energía en profundizar en nosotros mismos, en las cosas buenas del mundo y la gente de nuestra vida, en poner nuestro granito de arena para disolver el sufrimiento por el bien de toda la gente, conocida o desconocida. Soltar lo que hay que soltar y poner la energía en cooperar con la vida, encontrando nuestra propia forma de hacerlo.
El desapego, bien entendido, te provoca un compromiso profundo y desenfadado, vínculos fuertes que no estrangulan la alegría. No luchemos contra el cambio, en sí mismo natural, pongamos nuestras fuerzas en crear el mundo en el que queremos vivir.
Siri Tapa
Directora de Gobinde Yoga Ruzafa
Redes – Enero de 2021