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Pro­yec­cio­nes. Pide y Recibe

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Si estás dis­pues­to y tu men­te lo cree, pue­des obte­ner lo que te propongas

A menu­do me pre­gun­tan de muy diver­sas for­mas qué es y cómo se hace la pro­yec­ción. Por cier­to, tene­mos la suer­te de que gran par­te de la huma­ni­dad se está pre­gun­tan­do qué y cómo pode­mos pro­yec­tar y atraer a nues­tra vida lo que que­re­mos. Pro­yec­tar va más allá de tus deseos, va más allá de tu per­so­na­li­dad, va más allá de estar en tu men­te posi­ti­va o nega­ti­va… Te voy a guiar por unos cuan­tos pasos para que pue­das pro­yec­tar real­men­te lo que quieres.

Lo pri­me­ro con­sis­te en saber qué es lo que quie­res, qué nece­si­tas o qué te haría feliz. Cuan­to más con­cre­to y cla­ro, más per­fec­to, pero mejor aún si a ese con­cep­to cla­ro le abres las puer­tas a lo que no cono­ces y podría ser toda­vía supe­rior. No impor­ta si es algo sobre tu tra­ba­jo o si es mate­rial o emo­cio­nal, todo está en el Uni­ver­so y todo a tu alcan­ce. Por lo tan­to tam­bién debes sem­brar en ti el mere­ci­mien­to, ampliar tu men­te has­ta creer que real­men­te todo está a tu alcan­ce. Nos enga­ña­mos pen­san­do en que, si pudié­ra­mos, ten­dría­mos otras cosas, ser millo­na­rios; en reali­dad no lo somos por­que en nues­tros deseos y prio­ri­da­des de rea­li­za­ción exis­te otro orden cru­cial. Sin embar­go, pue­des obte­ner lo que te pro­pon­gas si real­men­te estás dis­pues­to y tu men­te lo cree y lo pro­yec­ta con total fuer­za y dirección.

Si bueno es saber lo que no quie­res para poder cam­biar la direc­ción de tu vida si se pre­sen­ta, mucho mejor es que cen­tres toda tu men­te en las cosas que sí quie­res, ya que así sean tus pen­sa­mien­tos, así serán los suce­sos de tu vida. Si pien­sas “no ten­go pare­ja, estoy solo”, más de lo mis­mo obtendrás.

Así es la ley de “cau­sa y efec­to” o como en este tema en con­cre­to lla­ma­ría­mos “la ley de la atrac­ción”. De esta mane­ra debes enten­der que no por decir “no” ale­jas las cosas, sino que la repe­ti­ción y con­cen­tra­ción de tu pen­sa­mien­to en eso que pre­ten­des ale­jar está, en reali­dad, atra­yén­do­lo. Y que por eso mis­mo debes pro­yec­tar aque­llo que sí quie­res. Otra cla­ve sería pide siem­pre en pre­sen­te y afir­ma­ti­vo, como “ten­go pare­ja”. Pue­des visua­li­zar­te tenien­do pare­ja y lo feli­ces que sois, pue­des usar pala­bras o abs­traer­te en ese pen­sa­mien­to, pero debes lan­zar­lo con abso­lu­ta segu­ri­dad, sin dua­li­dad, y sabien­do que en el uni­ver­so hay para todos y tú lo mereces.

No debes que­dar­te atra­pa­do en lo que no posees, o en lo que posees y no te gus­ta; has de salir de ahí cuán­to antes para que las cosas empie­cen a cam­biar. El uni­ver­so te dará aque­llo en lo que más creas, en lo que más fuer­za pones, aque­llos pen­sa­mien­tos a los que les dedi­ques más tiem­po. Uti­li­za esto en tu bene­fi­cio, es una ley natu­ral que has de com­pren­der para tu rea­li­za­ción y que tam­bién debes respetar.

Una sola conciencia

Estos son cono­ci­mien­tos anti­guos que hoy en día hay que res­ca­tar y poner en prác­ti­ca de una for­ma más cla­ra, ya que nos acer­ca­rán más a noso­tros mis­mos y tam­bién cam­bia­rán la fre­cuen­cia vibra­cio­nal del planeta.

Nues­tras con­cien­cias se unen en una sola, en la que debe­mos saber­nos cons­truc­to­res para coger la res­pon­sa­bi­li­dad de nues­tra vida y tam­bién para que impe­re la fuer­za del pen­sa­mien­to posi­ti­vo en la gran con­cien­cia humana.

Así pues, sigue estas pre­mi­sas, haz una lis­ta de lo que real­men­te quie­res en todos los nive­les de tu vida, físi­co, emo­cio­nal, men­tal, etcé­te­ra, y des­pués inten­ta tener estos pen­sa­mien­tos en tu vida dia­ria con cons­tan­cia y con creen­cia en tu poten­cial y en tu mere­ci­mien­to. Lo que sea que estás pen­san­do es lo que está por venir a tu vida.

Coge aho­ra las rien­das de tu vida para obte­ner una vida real, cons­cien­te y feliz. El fun­cio­na­mien­to de estas leyes se ampli­fi­ca duran­te prác­ti­cas cons­cien­tes como el Kun­da­li­ni Yoga, don­de se rea­li­zan de for­ma regu­lar. Segui­re­mos este tema en el pró­xi­ma núme­ro, cuan­do com­par­ti­re­mos más claves.

Siri Tapa, febre­ro 2007

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