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¿Quién soy?

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Segu­ra­men­te todas las per­so­nas nos hemos pre­gun­ta­do eso algu­na vez, de esta u otras mane­ras, es una pre­gun­ta inte­li­gen­te, que debe ser abor­da­da dese­chan­do las ideas preconcebidas.

“Quien soy” es una expe­rien­cia y no una mera idea­ción.

No somos una cosa y por lo tan­to no se tra­ta de atra­par nada, no esta­mos cazan­do mos­cas y el picor incó­mo­do de no dis­tin­guir quie­nes somos ha de ser­vir­nos para mover el culo y hacer algo al respecto.

Segu­ro que has oído algu­na vez “abrir tu poten­cial” o “auto­rrea­li­za­ción”. En reali­dad, tra­tar estos temas es el ini­cio de un via­je fas­ci­nan­te. Ten­de­mos a pen­sar que para ayu­dar hay que vivir para los otros olvi­dán­do­nos de noso­tros mis­mos, pero esto no debe ser así, pue­des dejar atrás los asun­tos de tu ego, pero no tu esen­cia. Si dejas de lado tu yo esen­cial estas fal­tan­do el res­pe­to a la vida y al orden uni­ver­sal. Se tra­ta más bien de abrir tu poten­cial para tu rea­li­za­ción por­que esa es la mane­ra de favo­re­cer el dhar­ma, y así ayu­das a la armo­nía y sus­ten­to de lo Uni­ver­sal. Des­de tu esen­cia pue­des ayu­dar a sanar el mun­do, y nos hace mucha fal­ta que par­ti­ci­pes. El uni­ver­so no sabe de gran­des o peque­ñas cosas, nues­tra apor­ta­ción es valio­sa en sí mis­ma, no se com­pa­ra ni se pesa por Señor alguno. Aque­llo a lo que se le ha lla­ma­do Señor no se vis­te con nues­tras fór­mu­las ni se mue­ve a nues­tro gusto.

Expli­ca­ré estos tér­mi­nos un poco más:

AUTO­RREA­LI­ZA­CIÓN

Una per­so­na rea­li­za­da, en un sen­ti­do segu­ra­men­te occi­de­nal, es una per­so­na que se vive ple­na­men­te y sien­te como su exis­ten­cia está en armo­nía con el mun­do a su alre­de­dor. La rela­ción inte­rior-exte­rior es cohe­ren­te y equi­li­bra­da y ofre­ce un sen­ti­do sano de feli­ci­dad según su pro­pio criterio.

Pero toda­vía se pue­de lle­gar más lejos, y pode­mos sabo­rear la auto­rrea­li­za­ción pro­pues­ta por el yoga, como el encuen­tro con el des­cu­bri­mien­to de quie­nes somos, la últi­ma iden­ti­dad ver­da­de­ra, y por lo tan­to, el sen­ti­do o la fina­li­dad de nues­tra vida. Esta expe­rien­cia abar­ca un sen­ti­do de feli­ci­dad más pro­fun­do y que ade­más no es de hoja caduca.

En el pri­mer caso nues­tra feli­ci­dad depen­de­rá del éxi­to o del fra­ca­so obte­ni­dos, en el segun­do no. Como seres indi­vi­dua­les y con­cre­tos somos la suma de múl­ti­ples fac­to­res cam­bian­tes pero exis­te una noción más amplia de la iden­ti­dad que se man­tie­ne cons­tan­te a pesar del tiem­po y de los acon­te­ci­mien­tos. Y saber esto lo cam­bia todo. Por­que la base de nues­tro pen­sa­mien­to se ve en nues­tras deci­sio­nes dia­rias y en la vida que crea­mos a nues­tro alrededor.

Esta expe­rien­cia ilu­mi­na­to­ria, de quie­nes somos, hace que solu­cio­ne­mos nues­tros anhe­los, ya sean deseos, ape­gos o enfa­dos y los pro­ble­mas coti­dia­nos de la vida. La per­so­na que la expe­ri­men­ta rea­li­za la ple­ni­tud de una for­ma ines­pe­ra­da y tras­cen­den­te. Es como si cam­bia­ra de jue­go y por lo tan­to las con­di­cio­nes, reglas y posi­bi­li­da­des cam­bia­ran. Expe­ri­men­tar quie­nes somos es el úni­co modo de com­pren­der nues­tra exis­ten­cia y tal vez dejar la puer­ta abier­ta, con paz y con­fian­za, a lo que está más allá de nues­tra pro­pia existencia.

ABRIR EL POTENCIAL

Tene­mos que tener en cuen­ta que cuan­do habla­mos de abrir nues­tro poten­cial esta­mos hablan­do no solo de movi­li­zar­lo, sino tam­bién de expe­ri­men­tar­lo. Como un oso inver­nan­do algu­nas veces hemos de bos­te­zar, sacu­dir­nos y dar pasos hacia la vida.

Pro­fun­di­zar en la expe­rien­cia de la exis­ten­cia nos hace salir de la cue­va oscu­ra de la cul­tu­ra del ego.

Pare­ce con­tra­dic­to­rio, mirar­nos a noso­tros mis­mos y salir del ego, esto suce­de cuan­do toda­vía nos iden­ti­fi­ca­mos con el ego y vivi­mos a tra­vés de su mira­da. La con­tra­dic­ción se esfu­ma con la expe­rien­cia “No soy ego”, es decir, en la ausen­cia de esta iden­ti­fi­ca­ción bri­lla la vida.

Obser­van­do la natu­ra­le­za vemos como todo tien­de a expan­dir­se, a cre­cer, a desa­rro­llar­se y ese mis­mo impul­so de vida late en noso­tros con fuer­za. Como par­te de su inhe­ren­te natu­ra­le­za este poten­cial tien­de a actua­li­zar­se has­ta su pun­to óptimo.

En la medi­da que se alcan­za ese poten­cial de empu­je vital, se alcan­za a su vez la madu­rez, y sur­ge la ple­ni­tud del ser indi­vi­dual. Por lo que el desa­rro­llo obje­ti­vo de habi­li­da­des y estruc­tu­ras ofre­cen una evo­lu­ción inter­na equi­va­len­te en su cam­po. Esa supera­ción lle­na de satis­fac­ción pero hemos de enten­der que es tem­po­ral, debi­do a que lo que se actua­li­za no es direc­ta­men­te el poten­cial en sí mis­mo. Para que la ple­ni­tud sea irre­ver­si­ble se ha de actua­li­zar total­men­te el poten­cial y no solo lo que de él brota.

¿Cómo hacer­lo?

Con kun­da­li­ni yoga pue­des armo­ni­zar el núcleo de una mane­ra efec­ti­va y her­mo­sa, debi­do a su espe­cial aten­ción sobre el tra­ba­jo en los cha­kras y la kun­da­li­ni. El tra­ba­jo que rea­li­za­mos sobre la poten­cia­li­dad está cons­ti­tui­do sobre estos tres ele­men­tos principales:

El de la ener­gía, rela­cio­na­do con las rique­zas del trián­gu­lo infe­rior y sus tres cha­kras: el impul­so de vivir, el pla­cer, la volun­tad, etc…

El de la afec­ti­vi­dad y los víncu­los más pro­fun­dos, des­de la ale­gría al afec­to amis­to­so, el amor y que da fru­tos en el sen­ti­mien­to de espi­ri­tua­li­dad que nos ins­pi­ra hacia la belle­za natu­ral y lo san­to, ese raro amor;)

El de la inte­li­gen­cia, la bue­na comu­ni­ca­ción, el cono­ci­mien­to y la intui­ción, que per­te­ne­ce a los rei­nos del trián­gu­lo supe­rior y sus tres cha­kras principales.

POTEN­CIAL – IDEN­TI­DAD – REALIZACIÓN

Es decir, actua­li­zan­do tu ener­gía, tu sen­ti­mien­to de amor-feli­ci­dad y tú inte­li­gen­cia-intui­ción abres tu poten­cial y lo pones al día para poder avan­zar al ser­vi­cio de la armo­nía uni­ver­sal. Tu Dhar­ma se verá cla­ro, se sen­ti­rá y será fuen­te de ins­pi­ra­ción, gra­cias al des­cu­bri­mien­to y asen­ta­mien­to en tu ver­da­de­ra identidad.

En ese momen­to com­pren­de­rás que no son las cir­cuns­tan­cias ni las per­so­nas a nues­tro alre­de­dor las que nos han de hacer feli­ces, de hecho, sabrás, que por mucho que se empe­ñen, por sí solas no pue­den hacer­lo, no de ver­dad. Eso es cosa de cada cual, hay que dejar de bus­car afue­ra lo que es un des­cu­bri­mien­to interior.

Nues­tra vida es un pro­ce­so en el cual alcan­za­mos la ple­ni­tud que somos capa­ces de crear con la actua­li­za­ción de nues­tro potencial.

Cre­ce­mos, madu­ra­mos y somos feli­ces en la medi­da que des­em­pol­va­mos nues­tro poten­cial y lo reno­va­mos, así se expan­de nues­tra capa­ci­dad de vivir y de ple­ni­tud, en el sagra­do rega­zo del flu­jo de lo eterno.

Siri Tapa

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