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Yoga para tus órga­nos III. El Timo

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Como te he ido con­tan­do, en la prác­ti­ca de yoga pue­des incluir tus órga­nos, sis­te­mas, dolo­res, enfer­me­da­des, sín­to­mas, tus patro­nes y hacer­los fuen­te de rique­za para ese arte que es amar­te a ti mis­mo. Nues­tro cuer­po es una tie­rra mági­ca, un tem­plo lleno de ver­da­des pro­fun­das a las que pode­mos aso­mar­nos y hallar una nue­va aven­tu­ra de encuen­tro. Pero para rela­cio­nar­nos con el timo pri­me­ro hay que conocerlo. 

El timo es una glán­du­la que per­te­ne­ce al sis­te­ma lin­fá­ti­co y está cons­ti­tui­da por dos lóbu­los, situa­da entre el cora­zón y detrás de la par­te supe­rior el ester­nón. Se pro­lon­ga a veces has­ta la par­te baja del cue­llo. Cre­ce bas­tan­te en nues­tros pri­me­ros años de vida, pero en la puber­tad ini­cia una len­ta invo­lu­ción y par­te de la glán­du­la se con­vier­te en teji­do graso. 

La prin­ci­pal fun­ción del timo es la de pro­du­cir lin­fo­ci­tos T, que éstos apren­dan a reco­no­cer a las célu­las del orga­nis­mo. Tam­bién con­tro­la otras hor­mo­nas que son impor­tan­tes en el cre­ci­mien­to y en el pro­ce­so de enve­je­ci­mien­to. Los lin­fo­ci­tos T son libe­ra­dos al torren­te san­guí­neo. Lle­gan final­men­te a los gan­glios lin­fá­ti­cos, al bazo, a las amíg­da­las y a las pla­cas de Peyer, en el intes­tino del­ga­do. Hoy en día se sabe que el timo es capaz de modi­fi­car los lin­fo­ci­tos pro­ce­den­tes de la médu­la ósea en lin­fo­ci­tos madu­ra­dos T, que son el arma prin­ci­pal del sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co. Por con­si­guien­te, lo ayu­da a com­ba­tir enfer­me­da­des. Muchos estu­dios se cen­tran en com­ba­tir el VIH, el cán­cer y la tubercu­losis. La cien­cia ha pasa­do de igno­rar esta glán­du­la que creía inú­til y pres­cin­di­ble a inten­tar vol­ver­la más acti­va y longeva. 

Aspec­tos emocionales 

Con­vie­ne ser cons­cien­tes de cómo somos para vaciar­nos de lo adhe­ri­do y adqui­rir herra­mien­tas emo­cio­na­les que nos equi­li­bren. Te invi­to a que refle­xio­nes sobre las siguien­tes preguntas:
•¿Me sien­to ata­ca­do con fre­cuen­cia? ¿Ten­go nece­si­dad de sobreprotegerme?
•¿Per­sis­ten en mí mie­dos infan­ti­les o irra­cio­na­les? o ¿ten­go mie­do con res­pec­to al mun­do? ¿Tien­do a ser pesi­mis­ta o inclu­so catas­tro­fis­ta con el mundo?
•¿Sien­to que soy inca­paz de dar res­pues­ta? ¿Dis­pon­go de ener­gía y áni­mo para ello?
•¿Mi fuer­za de volun­tad va dis­mi­nu­yen­do al con­fron­tar una y otra vez las mis­mas situa­cio­nes que vivo como impo­si­bles? El timo es el nexo entre la men­te y el cuer­po, por eso es el pri­mer afec­ta­do por las acti­tu­des men­ta­les y el estrés. El timo con­tro­la y regu­la la ener­gía vital median­te los meri­dia­nos y se con­si­de­ra la lla­ve maes­tra del sis­te­ma energético. 

Te reco­mien­do tra­ba­jar tenien­do en cuen­ta tu sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co y esta glán­du­la direc­to­ra poten­cian­do siem­pre el hecho de apren­der a hacer las cosas por ti mis­mo. Res­pe­ta tu tiem­po de madu­ra­ción y res­pues­ta. Es impor­tan­te que apren­da­mos a valo­rar­nos inclu­so en los perio­dos de cam­bio y de apren­di­za­je don­de no hay tan­ta cla­ri­dad. Para ello pode­mos ayu­dar­nos sien­do cons­cien­tes de aque­llas cosas que hace­mos bien y sol­tar sin pre­sión, disfrutando. 

Pue­des tra­ba­jar con pen­sa­mien­tos que te refuer­cen. Las cla­ves que has de incor­po­rar y man­te­ner vivas en ti para ello son amor, fe, gra­ti­tud, con­fian­za y valor. Si refle­xio­nas y com­pren­des estos con­cep­tos obten­drás un resul­ta­do más direc­to. Está com­pro­ba­do que el timo redu­ce su acti­vi­dad ante el estrés o pen­sa­mien­tos dañi­nos y a su vez se redu­ce la ener­gía vital. El mie­do nos hun­de y nos hace más vul­ne­ra­bles al estrés. El amor, por el con­tra­rio, nos ele­va y nos capacita. 

Es intere­san­te que el timo se trans­for­me al igual que algu­nos órga­nos, como el úte­ro en la meno­pau­sia, por­que nos habla de cam­bios vita­les en nues­tro orga­nis­mo y nues­tra con­cien­cia. Estos cam­bios harán que nos replan­tee­mos el equi­li­brio entre pro­te­ger­nos y dar­nos lo que, si esta­mos dis­pues­tos, nos ayu­da­rá a resi­tuar­nos en nues­tra vida con armonía. 

Pers­pec­ti­va yóguica 

El mayor inhi­bi­dor del sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co es el estrés. Pode­mos usar el yoga para pre­ve­nir el estrés o para con­tra­rres­tar sus efec­tos nega­ti­vos. Las pos­tu­ras inver­ti­das y las exten­sio­nes son las que mayor efec­to tie­nen sobre el timo y el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co en gene­ral. Las inver­ti­das como sir­sa­sa­na y sar van­ga­sa­na, hala­sa­na o vipa­ri­ta kara­ni tra­ba­jan direc­ta­men­te en el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co, par­ti­cu­lar­men­te en las glán­du­las y en los con­duc­tos endo­cri­nos. Las pos­tu­ras que abren el pecho como sup­ta baddha kona­sa­na, setu bandha o ustra­sa­na esti­mu­lan el timo. En Kun­da­li­ni Yoga tene­mos la for­tu­na de que exis­ten cien­tos de kri­yas para refor­zar el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co, abrir el cora­zón o inci­dir sobre la ener­gía vital a tra­vés del pra­na. Un ejem­plo es la “kri­ya para el timo y el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co”.

Lo impor­tan­te para com­ba­tir el estrés o for­ta­le­cer nues­tra res­pues­ta inmu­ne es no pro­du­cir­le al orga­nis­mo una mayor ten­sión en el inten­to. Tene­mos que prac­ti­car de acuer­do con nues­tras posi­bi­li­da­des y dejar que nues­tras capa­ci­da­des aumen­ten a un rit­mo natural. 

Me pare­ce opor­tuno seña­lar que nor­mal­men­te el timo ha sido rela­cio­na­do con el cha­kra del cora­zón, pero hoy en día se le atri­bu­ye un cha­kra pro­pio que pare­ce acti­var­se en estos tiem­pos de cam­bios. Se encuen­tra entre los cha­kras del cora­zón y de la gar­gan­ta. Está rela­cio­na­do con el amor uni­ver­sal y es el pro­tec­tor del cora­zón. Debi­do a su ubi­ca­ción las pos­tu­ras, kri­yas o medi­ta­cio­nes tra­ba­jan para toda esa mis­ma área. 

Como el timo está rela­cio­na­do con la ener­gía que tene­mos dis­po­ni­ble, pue­des incluir en algu­nas de tus cla­ses un doin (gol­pe­ci­tos sua­ves) con las yemas de los dedos en la zona alta del ester­nón intro­du­cien­do fra­ses posi­ti­vas, pen­sa­mien­tos amo­ro­sos, visua­li­za­cio­nes sana­do­ras, la reci­ta­ción o el can­to de man­tras. Para esti­mu­lar la glán­du­la haz unos 21 gol­pe­ci­tos. Si alguien está muy bajo de ener­gía le pue­des reco­men­dar que lo haga cada hora duran­te unos días a modo terapéutico. 

Hay una estre­cha rela­ción entre la músi­ca, la voz, los man­tras y las glán­du­las endo­cri­nas. Cier­tos soni­dos esti­mu­lan la segre­ga­ción de sero­to­ni­na, que es anti­de­pre­si­va y afro­di­sía­ca, otros como el soni­do Aaa pue­de hacer vibrar al timo. El Kun­da­li­ni Yoga tie­ne la cien­cia del soni­do incor­po­ra­da de tal mane­ra que ade­más de esti­mu­lar las glán­du­las, esti­mu­la la cone­xión de los hemis­fe­rios cere­bra­les y se pro­mue­ven esta­dos de paz, con­ten­to y rela­ja­ción. Hay rit­mos que nos enraí­zan, melo­días que amplían nues­tro uni­ver­so sen­si­ti­vo y armo­nías que ele­van nues­tro espí­ri­tu. No te cor­tes y can­ta, reci­ta, usa tu voz y haz vibrar tu pecho. 

La medi­ta­ción para el escu­do divino (aura) con el man­tra Maa es estu­pen­da. Refuer­za tu escu­do áuri­co y el sis­te­ma inmu­no­ló­gi­co, para cam­biar los pen­sa­mien­tos limi­tan­tes y evo­lu­cio­nar sin mie­do abrien­do tus poten­cia­les. Hacer­la en cla­se con el gru­po es una expe­rien­cia deli­cio­sa que no hay que perderse.

Otra bue­na meditación es la siguien­te con el man­tra Man­ga­la cha­ran. En pos­tu­ra fácil con las pal­mas de las manos jun­tas a la altu­ra del pecho y los pul­ga­res entre­la­za­dos. Ins­pi­ra y can­ta o reci­ta Aad gurey nameh exten­dien­do los bra­zos for­man­do un ángulo de 60º, ins­pi­ra de nue­vo, regre­sa al pecho y vuel­ve a exten­der­los para can­tar Jugaad gurey nameh. Con­ti­núas del mis­mo modo para can­tar Sat gurey nameh y después Siri guru dev-eh nameh. Esta meditación de Kun­da­li­ni Yoga es para pro­te­ger­te. Tu cam­po electromagnético se for­ta­le­ce­rá. Se rea­li­za duran­te un mínimo de 11 minu­tos.

Cuan­do prac­ti­ca­mos yoga fomen­ta­mos la neu­tra­li­dad. Des­de ella las situa­cio­nes no son vivi­das des­de si son bue­nas o malas, sino que adquie­ren un carác­ter neu­tro. Algu­nas situa­cio­nes que han heri­do una par­te de noso­tros han bene­fi­cia­do a otra. Todo se basa en un com­ple­jo equi­li­brio y pode­mos desa­rro­llar un “acep­tar lo que hay” al mis­mo tiem­po que ima­gi­na­mos nue­vas solu­cio­nes crea­ti­vas. Así que el últi­mo con­se­jo para esti­mu­lar el timo es ¡son­ríe!

Nada debe impe­dir­te la son­ri­sa del Buda, son­ri­sas ver­da­de­ras, de esas que lle­gan a tus ojos y envían una peque­ña des­car­ga de sus­tan­cias quí­mi­cas que via­jan por todo tu cuer­po, pro­vo­cán­do­te esta­dos sutil­men­te placenteros… 

Si deseas gene­rar ener­gía, pla­cer, curio­si­dad, apren­di­za­je y rela­ja­ción, ¡ríe! Haz que vibre todo, car­ca­jéa­te y pro­mue­ve la Vida. 

Por todas nues­tras rela­cio­nes, Sat Nam.

Siri Tapa, julio 2010

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