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Yoga para tus órganos II. El Hígado

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Como te decía en el artículo ante­rior, te invi­to a que en tu práctica de yoga inclu­yas tus órganos y tus sis­te­mas, tus dolo­res, enfer­me­da­des, síntomas o tus patro­nes como fuen­te de rique­za para ese arte que es amar­te a ti mis­mo. Que acep­tes esta tie­rra mágica de tu cuer­po como tem­plo de ver­da­des pro­fun­das a las que pue­des aso­mar­te y adon­de tú mis­mo pue­des lle­var­te. Aho­ra, el hígado:

Enten­da­mos pri­me­ro quién es el hígado para poder rela­cio­nar­nos con él. Recuer­da que él eres tú.

Es un gran empre­sa­rio y es a la vez el más efi­cien­te y silen­cio­so de los obre­ros. Es impo­nen­te y gene­ro­so, tan increíble y com­ple­jo, que se pue­de rege­ne­rar. Está situa­do al lado dere­cho, jus­to deba­jo de la cúpula diafragmática. Es la glándula más gran­de por­que tie­ne que ver tan­to con el meta­bo­lis­mo (i.e. pro­ce­sa y ela­bo­ra los nutrien­tes y se ocu­pa de la síntesis, degradación y transformación de proteínas, algu­nas impres­cin­di­bles para la coagulación) como con el apro­ve­cha­mien­to de las sus­tan­cias nece­sa­rias para la desintoxicación y la eliminación de enemi­gos de nues­tro orga­nis­mo (alcohol, medi­ca­men­tos o todo lo que esté en exceso).

Es capaz de, llamémosle reci­clar, ya que fabri­ca la amar­ga bilis des­de los des­he­chos para ayu­dar­nos en los pro­ce­sos de la digestión. También es almacén de glucógeno. Se ocu­pa de man­te­ner cons­tan­tes los nive­les de las dul­ces cade­nas de glu­co­sa en nues­tra san­gre. Des­de antes de nacer te esta­ba sir­vien­do, for­man­do tus glóbulos rojos, ya que siem­pre está ayu­dan­do a for­mar tu san­gre. Como ves es único e indis­pen­sa­ble y sólo con un 20% de su capa­ci­dad pue­de res­pon­der a tus nece­si­da­des. Qué te pare­ce ¿mere­ce atención? Pues siga­mos estudiándolo.

Su meri­diano va des­de la esqui­na exter­na del naci­mien­to de la uña del dedo gor­do del pie dere­cho (H‑1) has­ta un pun­to ali­nea­do con el pezón a dos cos­ti­llas por deba­jo (H‑14). El hígado se encar­ga de alma­ce­nar y regu­lar la can­ti­dad de san­gre en circulación depen­dien­do de la acti­vi­dad física o del repo­so. Se ase­gu­ra de que el cuer­po reci­ba las can­ti­da­des apro­pia­das de nutrien­tes. Influ­ye en la menstruación, en nues­tro des­can­so, en la recuperación del pul­so o energía después de un esfuer­zo, en el equi­li­brio entre los órganos y en la libre circulación de los cana­les energéticos del bazo y el estómago espe­cial­men­te. También tie­ne que ver con la contracción y relajación de los ten­do­nes, liga­men­tos, con la acción mus­cu­lar que per­mi­te el libre movi­mien­to arti­cu­lar. Cuan­do la san­gre del hígado está defi­cien­te, aumen­ta la propensión a ser muy rígidos y a tener debi­li­dad en las extremidades.


¿Debes tra­ba­jar­te algu­na de estas cua­li­da­des, por exce­so o por defec­to? ¿Entien­des bien lo que sig­ni­fi­ca cada una de ellas? ¿Las reco­no­ces en ti o las ocultas?

El hígado es la casa física que man­tie­ne el con­tac­to con el propósito de la vida. Si per­de­mos el con­tac­to con nues­tro propósito, vaga­mos sin rum­bo, sin reali­dad y sin pre­sen­te, inten­tan­do enmas­ca­rar nues­tra fal­ta de sen­ti­do inte­rior y ocasionándonos una rigi­dez que nos lle­va­rá a más frustración e into­le­ran­cia. No pode­mos per­mi­tir­nos una vida sin bon­dad ni gene­ro­si­dad, ya que son la fuen­te de renovación cons­tan­te de una vida con significado.

Cabe decir que tie­ne relación con Mani­pu­ra cha­kra cuyo propósito es mani­fes­tar el poder per­so­nal, el auto­do­mi­nio y que tie­ne que ver con nues­tra iden­ti­dad social, nues­tro lugar en la Tie­rra. Mar­ca si vivi­mos el “espíritu ago­ta­do” o la “puer­ta del des­tino” (nom­bres rela­cio­na­dos a sus pun­tos de acu­pun­tu­ra). Su función es doble­men­te impor­tan­te ya que orde­na, cana­li­za la energía y también le da visión y aspiración. Por eso es el pla­nea­dor estratégico del res­to de órganos y nues­tra fuen­te de auto­ri­dad y capa­ci­dad de decisión.

Una per­so­na que de mane­ra con­ti­nua sufre de cual­quier esta­do indi­ca­do en los tres gru­pos siguien­tes, podría desa­rro­llar algún des­equi­li­brio en el hígado, algún fallo en sus fun­cio­nes y/o estar mos­tran­do que algu­nas de las cua­li­da­des vita­les del hígado han de ser reconocidas:

  • depresión, cam­bios emo­cio­na­les, aflicción, consternación, con­for­mis­mo o infe­li­ci­dad, hábito de que­ja, timi­dez, derro­ta, fal­ta de logros o de entu­sias­mo, ser­vil, víctima de las cir­cuns­tan­cias, inca­pa­ci­dad de defen­der la pro­pias con­vic­cio­nes, ve la vida lle­na de obstáculos
  • rabia, ira, cólera, enfa­do, irri­ta­bi­li­dad, deseo de ven­gan­za, resen­ti­mien­to (a veces hacia la auto­ri­dad), hos­ti­li­dad, se expre­sa alzan­do la voz o a gri­tos, el fue­go emo­cio­nal lo con­tro­la, domi­nan­te, des­con­si­de­ra­do, con­tro­la­dor, vio­len­to. Si crees que éste no es tu caso, por favor revi­sa también lo que reprimes.
  • ten­sio­nes muy fuer­tes, estrés, mala gestión de la pro­pia vida, des­equi­li­brio entre lo espi­ri­tual y lo mate­rial, adicción al tra­ba­jo, orgu­llo, ser presumido.

Ante todo acla­re­mos que habría un cuar­to gru­po que en reali­dad estaría sumándose a los otros tres: no tomar res­pon­sa­bi­li­dad sobre sí mis­mo: la pro­pia salud, amor, alegría, feli­ci­dad o paz. Seguir justificándose para auto engañarse, for­mu­lar cons­tan­tes jui­cios de valor, el no tomar­se a sí mis­mo como trans­for­ma­dor de su realidad.

Ésta es la pro­pues­ta, por supues­to, poder tra­ba­jar­nos a través del hígado estas emo­cio­nes o con­duc­tas para man­te­ner­lo en equi­li­brio y reequilibrarlo.

El hígado se refle­ja en nues­tros ojos, los cua­les están rela­cio­na­dos con todos los órganos inter­nos (como el hígado). Por ello tie­ne una relación íntima con la tensión ocu­lar y la liber­tad de los movi­mien­tos ocu­la­res, por lo tan­to, con la visión. Cuan­do deci­mos visión también nos refe­ri­mos a la capa­ci­dad de ver cla­ra­men­te nues­tra vida. ¿Aca­so pode­mos tener cla­ri­dad con tensión? Saber esto también nos pue­de ayu­dar a enten­der cuándo los demás actuan bajo presión.

Recor­de­mos que por los ojos se esti­mu­la nues­tra glándula maes­tra y por lo tan­to nues­tra intuición. Si solu­cio­na­mos las cosas del hígado vere­mos des­pe­ja­do el camino del alma, vere­mos la dirección de nues­tras accio­nes y sus posi­bles con­se­cuen­cias. La acción de frun­cir el ceño es un síntoma de esa búsqueda de cla­ri­dad y los sur­cos entre las cejas que que­dan mar­ca­dos indi­can un estan­ca­mien­to de la energía del hígado. El visi­ble color ama­ri­llo esti­mu­la nues­tra vis­ta y la con­fian­za para vivir nues­tro camino vital.

Entre los 14 y los 21 se sue­le mos­trar el prin­ci­pio de acción de Mani­pu­ra cha­kra. Pasa­mos de la ira, frustración, amar­gu­ra de un hígado-vesícula des­equi­li­bra­dos, a la dul­zu­ra y compasión de un estómago-páncreas que inten­ta equi­li­brar el des­or­den. Por eso, a veces, duran­te esta eta­pa, exte­rio­ri­zar las emo­cio­nes no resul­ta fácil o cohe­ren­te con la viven­cia interior. 

Suge­ren­cias para el equi­li­brio del hígado:

  • Usa ropa ama­ri­lla o dora­da espe­cial­men­te en la zona de la cin­tu­ra y/o visua­li­za estos colo­res for­man­do un escu­do ener­gé­ti­co de pro­tec­ción. Apor­ta vita­li­dad y valentía.
  • Escu­cha o toca músi­ca que te entu­sias­me y te ofrez­ca ele­var tu ánimo.
  • Rela­ció­na­te con el sol, recon­cí­lia­te con cada opti­mis­ta amanecer.
  • Refle­xio­na sobre el poder, la ira, tus logros o cual­quie­ra de los esta­dos men­cio­na­dos arri­ba que te haya lla­ma­do la aten­ción, reco­no­ce cómo han afec­ta­do o afec­tan a tu vida. ¿Pue­des hacer algo nuevo?
  • Si nece­si­tas esti­mu­lar­lo come ali­men­tos áci­dos y cerea­les. Los cítri­cos como la naran­ja y el pome­lo con su pul­pa van muy bien pero recuer­da que el ph de nues­tra san­gre es alca­lino y que si lo aci­di­fi­ca­mos des­equi­li­bra­mos el orga­nis­mo, por eso la medi­da de lo áci­do debe ser equi­li­bra­da. Para des­in­to­xi­car el híga­do la remo­la­cha y las hojas de tri­go. Pue­des ayu­dar­le tam­bién si comes ajo que es anti­bac­te­riano, zanaho­rias para los ojos, pere­jil para los riño­nes, hojas ver­des, san­día, man­za­na y apio para el sis­te­ma gas­tro­in­tes­ti­nal y uva para apor­tar anti­oxi­dan­tes, mine­ra­les y fibra. En gene­ral hay que revi­sar nues­tra rela­ción con la comi­da. Los men­sa­jes del cuer­po a tra­vés de esta rela­ción afec­tan a todo el orga­nis­mo, refle­jan nues­tra salud y segu­ri­dad inter­nas. No te expon­gas a ali­men­tos muy fríos y no satu­res tu cuer­po con ali­men­tos insa­nos o comien­do en exce­so, regu­la la ava­ri­cia que lle­va a una fal­sa segu­ri­dad. Es apro­pia­do redu­cir o eli­mi­nar los dul­ces, las gra­sas y no tomar ali­men­tos des­pués del ano­che­cer. A esas horas el híga­do ya no cola­bo­ra en la diges­tión y se ocu­pa de la depu­ra­ción del orga­nis­mo. Es muy acon­se­ja­ble hacer algu­na die­ta de depu­ra­ción al menos anual o en el cam­bio entre esta­cio­nes. Pue­de ser más fácil si haces un cor­to ayuno con fru­tas y lue­go una monodieta.

Espe­cial­men­te des­de Kun­da­li­ni yoga: 

Si tie­nes inte­rés en la prác­ti­ca de tu pro­fe­sor, cer­ció­ra­te de la eje­cu­ción de los ejer­ci­cios o píde­le que incor­po­re las siguien­tes suge­ren­cias en cla­se, aun­que muchas de ellas ya están incor­po­ra­das de mane­ra natu­ral en las cla­ses de Kun­da­li­ni yoga.

  • Rea­li­za todas tus prác­ti­cas con una per­fec­ta ali­nea­ción ade­cua­da a tu nivel, com­prue­ba regu­lar­men­te la estruc­tu­ra que estás crean­do, con espe­cial aten­ción a la ali­nea­ción de tu pelvis.
  • Rea­li­za ejer­ci­cios ocu­la­res. Debe­ría­mos tra­ba­jar siem­pre cons­cien­tes de dón­de y cuán rela­ja­dos están los glo­bos ocu­la­res. ¿Le has pres­ta­do aten­ción algu­na vez?

Es muy acon­se­ja­ble hacer ejer­ci­cios a dia­rio, mirar a lar­ga dis­tan­cia y acor­tar de mane­ra pro­gre­si­va. Hacer movi­mien­tos len­tos y cir­cu­la­res, movi­mien­tos en dia­go­nal, de adap­ta­ción a la luz, etc. En la prác­ti­ca de ásanas (nor­mal­men­te con los ojos cerra­dos, oca­sio­nal­men­te se indi­can semi­ce­rra­dos o abier­tos) es impor­tan­te tener cla­ro adón­de van diri­gi­dos los ojos, al hori­zon­te muy rela­ja­dos, a la pun­ta de la nariz, ele­ván­do­los hacia la glán­du­la maes­tra, pero siem­pre sin crear pre­sión ocu­lar. Sana tus ojos y edú­ca­los poco a poco. Es muy acon­se­ja­ble el yoga ocular.

  • Man­tén el ros­tro rela­ja­do duran­te tus prácticas.
  • Haz visua­li­za­cio­nes inclu­yen­do el sol o una luz dorada.
  • Selec­cio­na muy bien la músi­ca de tu prác­ti­ca de yoga.
· Cuan­do medi­tes con la aten­ción en el entre­ce­jo pue­des visua­li­zar el Sol o una luz ocu­pan­do ese espa­cio sagra­do, irra­dian­do en todas direc­cio­nes espa­cia­les y temporales. 

Algu­nos ejem­plos de ása­nas o posturas: 

Ejer­cer la pre­sión ade­cua­da sobre el órgano esti­mu­la­rá des­pués su cir­cu­la­ción san­guí­nea reequi­li­bran­do su esta­do interno. En este caso tam­bién pue­des tra­ba­jar los múscu­los rela­cio­na­dos con el híga­do, como el rom­boi­des y el pec­to­ral mayor, ade­más del tra­ba­jo sobre su meridiano. 

Nava­sa­na (la bar­ca) y todos los levan­ta­mien­tos de pier­nas a 60º que ejer­cen pre­sión y un estí­mu­lo direc­to sobre el híga­do. Setu bandha­sa­na (el peque­ño puen­te o arco inver­ti­do), Pur­vot­ta­na­sa­na (la pla­ta­for­ma), Ustra­sa­na (el came­llo), Hala­sa­na (el ara­do). Las incli­na­cio­nes late­ra­les, rota­cio­nes y tor­sio­nes que afec­ten a su zona. Algu­nas asa­nas se tra­ba­jan asi­mé­tri­ca­men­te, por un solo lado para lograr un efec­to muy con­cre­to en un órgano o meri­diano. Otras veces se hacen de ambos lados para tra­ba­jar equi­li­bra­da­men­te sus opues­tos, en este caso híga­do-vesí­cu­la y bazo-pán­creas. La estruc­tu­ra de la kri­ya ya lo tie­ne en cuen­ta pero no está demás empe­zar a entenderlas. 

Ej: Pars­vot­ta­na­sa­na, Tri­ko­na­sa­na y varian­tes, Parivrt­ta Janu Sir­sa­sa­na. Recuer­da que las pos­tu­ras de fle­xión nor­mal­men­te cal­ma­rán tu estrés y las de exten­sión te ofre­ce­rán vita­li­dad. Ambas cosas se regu­lan con el ejer­ci­cio de las ranas o la bici­cle­ta con el movi­mien­to en horizontal.

  • Pra­na­ya­ma: Udhi­ya­na bhan­da, Bhas­tri­ka, Kapa­labha­ti, Agni pran (tam­bién por la boca), la res­pi­ra­ción de cañón. La acción del dia­frag­ma es impor­tan­te para la salud de cual­quier órgano.
  • Mudra: Sur­ya mudra: unien­do las yemas de los dedos anu­lar y pul­gar. Variación: rodean­do con una mano el anu­lar de la otra unos minu­tos y lue­go cam­biar. Equi­li­bra tu energía con visión de futu­ro des­de la sere­ni­dad. Si hay mucha ira, hay que añadir el tra­ba­jo sobre el dedo corazón de igual modo para reequi­li­brar también la vesícula biliar.
  • Kri­yas: Serie para el hígado, Serie de ejer­ci­cios para las cade­ras, mus­los y pier­nas, Ejer­ci­cios con­tra la tensión y el dolor de cabe­za periódico y kri­yas para el ter­cer cha­kra, entre otras. 

Por todas nues­tras rela­cio­nes, Sat Nam.

Siri Tapa, oto­ño 2009

 

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